sábado, 14 de febrero de 2009

RECONCILIAR LA UNIVERSIDAD CON LOS PROCESOS HISTORICOS


Muchas veces en las etapas de transición o empate hegemónicos, ciertas áreas de la vida social se resisten en primera instancia al flujo mas dinámicos de la tensión entre lo nuevo y lo viejo. Nuestra universidad como espacio reproductivo de una parte del saber social se a mantenido aislada de la rica experiencia popular; no tiene una conexión estratégica reconstrucción industrial, miro de reojos el conflicto con la patronales del campo, quizás no termina de entender que un modelo (cualquiera sea) es incapaz de condicionar a la realidad si no que es a la inversa. Hace 5 años distintas franjas de la sociedad han empezado a recuperar un excedente monopolizado por los sectores parasitarios vernáculos. La recuperación no es un resultado macroeconómico, es el resultado de la experiencia popular abierta al 2001 y canalizada institucionalmente. La universidad como comunidad de imaginarios le cuesta reconocer en este ciclo político la reconstrucción de la fisonomía popular y ve en el una especie de “bonapartismo de la tercera ola”. Este breve diagnostico creemos que empezó a mutar:30 mil becas anuales(como parte de una política de estado)destinadas al ámbito de la educación terciaria ayudaran a profundizar la integración de sectores hoy postergados; en el furor de la lucha por la 125 un conjunto de compañeros de la comunidad científica y ámbitos de la cultura empezaron a organizar un fenómeno de ruptura llamado carta abierta, son docentes e investigadores que desarman el relato dominante y abren interrogantes por las aulas. Creemos que este enfrentamiento con los grupos agroexportadoras (que marco el timón político de los últimos tiempos) reintrodujo conceptos hasta ayer silenciados como el populismo, la cuestión nacional, el conflicto como el motor de la historia entre otros. La universidad nunca ha podido escapar a las tendencias latinoamericanas, Lah reforma del 18 es un ejemplo y el cordobaza también. Es necesario una universidad comprometida con la obra publica, con la industria , con la producción agropecuaria familiar , con los pueblos originarios y con “la soberanía intelectual”, es decir que tiene que ser capaz de elaborar un modelo teórico propio de carácter latinoamericano que aporte a esta lucha por la segunda independencia; para esto la universidad tiene que ser mas publica, tender a abarcar áreas mas amplia de la sociedad ,una presencia de científicos militantes para un estado militante. Ampliar su presencia estatal es incorporar sectores docentes, no docentes y estudiantiles al mismo tiempo que aumenta su utilidad social. Nace este espacio para abrir estos interrogantes en las aulas y los pasillos. Una mecha enciende la hoguera

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